EN ABRIL, LAS AGUAS MIL
Son de abril las aguas mil.
Sopla el viento achubascado
y entre nublado y nublado
hay trozos de cielo añil.
Agua y sol. El iris brilla.
En una nube lejana
zigzaguea
una centella amarilla.
La lluvia da en la ventana
y el cristal repiquetea.
A través de la neblina
que forma la lluvia fina,
se divisa un prado verde,
y un encinar se esfumina,
y una sierra gris se pierde.
Los hilos del aguacero
sesgan las nacientes frondas
y agitan las turbias hondas
en el remanso del Duero.
Lloviendo está en los habares
y en las pardas sementeras:
hay sol en los encinares,
charcos por las carreteras.
Lluvia y sol. Ya se oscurece
el campo, ya se ilumina;
allí un cerro desaparece,
allá surge una colina.
Ya son claros, ya sombríos
los dispersos caserío,
los lejanos torreones.
Hacia la sierra plomiza
van rodando en pelotones
nubes de guata y ceniza.
Antonio Machado. Campos de Castilla. 1907-1917.
Embarcadero del Crucero Fluvial del Embalse del Rio Duero en Aldeadávila de la Ribera, Salamanca (1 abril 2011)
1 comentario:
Gracias por el poema. A mí no me gusta mucho Machado, pero una vez fui a ver su tumba en Colliure y me emocioné muchísimo. Estaba llena de flores frescas y de cartas que los visitantes dejaban para que otros pudieran leerlas y era precioso, como si no hubieran pasado cincuenta años desde su muerte.
Tu foto es muy bonita. Besos. Begoña.
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